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Viernes, 21 Mayo 2021 22:19

Empresas de consultoría: más allá de la consejería y el asesoramiento

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Muchos procesos de consultoría fracasan porque los empresarios desconocen cómo contratar o porque la firma consultora se limita a replicar teorías. Aprenda a reconocer a un buen consultor. 

Toda empresa tiene una historia. Las teorías, aunque muy actualizadas, pueden ser equívocas para el caso específico de una empresa en particular.

Por eso, ante el auge de conceptos, tendencias y formas de acompañamiento empresarial, se hace necesario aprender a identificar a un buen consultor. 

Y es que tan antigua como la sociedad humana es la figura del consejero, aquella persona con conocimiento sobre un tema que servía de guía a otras personas o instituciones en la toma de decisiones.

Esta figura fue la base para lo que actualmente conocemos como consultoría, es decir, que el concepto de consejería se convierte poco a poco en el concepto moderno de la consultoría.

Pero fue a partir del siglo XX que esta figura tomó una importancia significativa gracias al uso de herramientas de tecnología y sistemas de información.

Y fue así como asistimos a un auge de conceptos, teorías, tendencias, profesionales y empresas que podrían haber creado confusión alrededor de lo que realmente significa la consultoría empresarial.

Qué no es una empresa de consultoría

1. No es un asesor: aunque algunas definiciones engloban la consultoría dentro de la asesoría, en la práctica la asesoría carece del carácter especializado y estratégico de la consultoría.

2. No brinda asesoría: sin bien dentro de las funciones de una empresa de consultoría está la de asesorar sobre algunos temas, no es el centro de su trabajo.

3. No corrige errores, los evita: el consultor o la empresa de consultoría trabaja y planea de forma estratégica para que no haya necesidad de corregir errores después de.

4. No es un consejero: la consultoría se hace sobre la base de un conocimiento, experiencia y metodología demostrados y no se limita a realizar una llamada de seguimiento o a recibirla para dar un consejo.

5. No es coaching empresarial: tal vez el coaching llegue a ser la evolución de la consejería y de la consultoría pero por ahora el coaching se enfoca en resultados a corto plazo y carece de una metodología clara.

Cómo identificar a una buena empresa de consultoría

Con la claridad de lo que no es una empresa de consultoría, podemos concentrarnos en aquellas características que identifican a un buen consultor.

1. Expertise: el consultor o la empresa de consultoría se ha especializado en un tema o sector. Por ejemplo, hay empresas especializadas en el sector de tecnología, otros en el de logística, otros en el de comunicación y otras en el de ingeniería.

2. Acompañamiento: el consultor está allí siempre brindando un acompañamiento integral. No sólo solucionando problemas sino asegurándose de que su metodología y conocimientos se apliquen de forma adecuada al proceso.

3. Actualización: el consultor renueva sus conocimientos según las nuevas necesidades de las organizaciones y los cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales.

4. Conocimiento: el consultor siempre está ávido por conocer y saber más sobre su área de interés. No le basta con lo que aprendió en su formación universitaria sino que siempre está buscando nuevos conocimientos para transmitir a sus clientes.

5. Innovación: el consultor busca constantemente la forma de añadir valor a sus servicios por medio de ideas, sistemas, métodos y soluciones innovadoras que rompan paradigmas y ayuden a la empresa al logro de sus objetivos.

Cómo contratar con una firma consultora

Antes de legalizar los aspectos documentales y económicos de la contratación, se deben tener en cuenta los siguientes elementos:

1. Objetivo específico de la consultoría: qué problema o circunstancia puntual se va a trabajar.

2. Alcance del trabajo a realizar por la firma y/o el consultor: tener muy claros los puntos fundamentales del proceso a desarrollar y su orden cronológico. Al final, el empresario debe analizar si se cumplió el objetivo específico esperado de la consultoría.

3. Cronograma de actividades: con claros horizontes de tiempos, actividades y responsabilidades de ambas partes.

4. Relación de los entregables: detallar la información que será entregada al finalizar el trabajo y la forma física en que la recibirá el empresario, bien sea en medios físicos o electrónicos.

5. Sistema de medición y control de resultados: tener claro para ambas partes cuáles serán los elementos, los informes o los indicadores que reflejarán el resultado de la gestión realizada.

La experiencia de trabajos realizados nos permite concluir que cuando el empresario dice: “la aplicación de su metodología o proceso se hará una vez se haya terminado la consultoría”, el proceso se ha perdido totalmente.

Lo anterior porque cuando el empresario defina hacer su implementación, las dudas no permitirán su aplicación en forma adecuada y por consiguiente los resultados no serán los esperados.

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